Siempre hay una razón para no avanzar. La espera parece necesaria, el momento nunca es el indicado, la sensación de incompletitud impide dar el siguiente paso. El tono rojizo de su superficie refleja esta inquietud, la impresión de algo que se detuvo antes de llegar a ser lo que debía. Se ven firmes, pero están atrapados en la incertidumbre. Con el tiempo, lo que empezó como una pausa se convierte en un estado permanente.